Entre 1835 y 1838, periodo al que pertenecen los sermones que encontramos en este cuarto volumen de la serie de los Sermones Parroquiales, Newman se halla en plena evolución desde el anglicanismo hacia el catolicismo. Su batalla contra el racionalismo liberal de los protestantes, que considera corruptor de la fe y ajeno al anglicanismo reformado que él promueve, tiene ya una formulación: la Via Media.
A pesar de la declarada intención "práctica" de sus sermones, Newman tiene claro que "el fin de la predicación no es convertir a la gente" sino que "el predicador cristiano, al emplear sus propias palabras, no puede pretender ser más que un Juan Bautista que prepara el camino del Evangelio". Y el poder del Evangelio para convencer y convertir está en "la Iglesia, los sacramentos, etc., y en la vida de las personas buenas".