Porque nadie se merece que lo arrastre a mis tinieblas es un viaje a las profundidades del alma y la desesperación humana, un grito ahogado que nace directamente del espíritu. Arropado por una estética post-romántica muy cercana a William Blake y de contundentes ecos Maldororianos, nos aboca a una reinterpretación muy particular del Apocalipsis.
Este horror al vacío me descubre cubierto de arrebatos impuros,
sangriento,
huyo de las miradas mientras el alba encuentra lo que mi mente ignora
y oculto mi presencia
persiguiendo al delirio que ha de llevarme al fin a las horas nocturnas.