La lengua española era diferente en las Islas Canarias y en el Caribe, como diferentes fueron los primeros cambios que se dieron en ella en ambas regiones tras la llegada de los conquistadores peninsulares. La extrañeza ante la diferencia cultural oculta en las voces patrimoniales que designan una realidad inédita y manifestada en las nuevas creaciones españolas y en los préstamos acapara la conciencia lingüística de los coetáneos -atestiguada con abundancia en las crónicas y otras obras- como nunca jamás se produjo en testimonios posteriores, que suelen limitarse a fenómenos regionales. En la presente obra se ha tomado pues la decisión de tomar como base los fenómenos cuya existencia está avalada por las fuentes.