El descubrimiento, conquista y colonización de América son temas recurrentes en la historiografía de Occidente. Poco se ha escrito, sin embargo, acerca de la descripción del Nuevo Mundo, empresa que desbordó los modelos intelectuales y retóricos de la Antigüedad y dio inicio a la epistemología moderna. En Diálogos con Quetzalcóatl: humanismo, etnografía y ciencia (1492-1577), Jaime Marroquín Arredondo demuestra que la llamada Revolución Científica tiene evidentes orígenes en las historias etnográficas y naturales compuestas por los humanistas españoles y nahuas en México-Nueva España durante el siglo XVI. En México, los humanistas intentaron incorporar la ciencia y la ética mesoamericanas a la filosofía natural y moral de Occidente. Su experta transformación retórica de la historia en método empírico de investigación de la realidad de las culturas y la naturaleza de América, contribuyó sin duda al desarrollo de las nuevas prácticas empíricas y del nuevo marco epistemológico para el estudio de la realidad que caracterizarían a la nueva ciencia. Los inicios de la ciencia natural son en buena medida un ejercicio de traducción cultural. La metódica y racionalista desacralización de la naturaleza, paradigma de la modernidad, comienza con la obtención y transformación retóricas del conocimiento mesoamericano.