Olivia Almonte, Oli o Livi para sus familiares y amigos, es una hermosa mujer caribeña de piel de ébano, a la que le gusta la buena música, los helicópteros, las motos, el buen vino y el buen sexo. No cree en los príncipes azules ni en las princesas, y sí en quererse a uno mismo y luchar duro, a pesar de la opinión de los demás, para ser feliz y triunfar en la vida. A sus casi treinta y cinco años, siendo la quinta de seis hermanos, su empeño para que siga creciendo la empresa que con tanto esfuerzo ha creado junto a su familia le ha causado un sinfín de problemas. El mayor de ellos es conseguir dinero para poner en marcha los nuevos proyectos, lo que requiere una enorme inversión económica. Hasta aquí, todo bien; el problema es que su más segura fuente de ingresos sería una cuantiosa herencia, aún por cobrar, que tendrían que ir a reclamar sus hermanos y ella a Francia porque allí vivía su padre, un magnate de la industria licorera, que en los últimos años se dedicó a la política. Livi y toda su familia son los dueños de una de las empresas turísticas más importantes de República Dominicana; siempre han sido muy discretos, pero ser los herederos del gran Fernando Ambollet Robles hará que abandonen de golpe y para siempre el tranquilo estilo de vida que han llevado hasta ahora. La herencia les dará la fortuna, pero también les causará un montón de problemas, muchos más de los que les ha provocado Livi dando rienda suelta a la pasión que le provoca el italiano Enzo Farina, sin esperar que todo saliera a la luz, ya que en ese momento ella no sabía que Enzo era un famoso actor y mucho menos se imaginaba que Héctor, su compañero desde hacía más de diez años, se enteraría de todo por la prensa internacional.