Imágenes caleidoscópicas, sí, puesto que, tal y como descubrirá con facilidad el lector, varias son las opciones desde las que cabe abordar la lectura de este periplo circumplanetario:
—En primer lugar, todos los comentarios Facebook mediante los que mantuve entretenidos —espero— a mis incondicionales seguidores y que no he tenido el menor pudor en recopilar minuciosamente para integrar el cuerpo de este libro. Propondría para etiquetarlos el vocablo "desvaríos".
—Un segundo bloque de textos lo componen aquéllos que aparecen bajo el epígrafe Libro de notas y que sí se aproximaría bastante a lo que convencionalmente se entiende como un diario de viaje, si bien de manera muy poco disciplinada. Con todo, utilizaría para categorizarlos el término "reflexiones".
—Una tercera posibilidad es la de las narraciones que con mayor o menor fortuna se me iban ocurriendo mientras transcurría el viaje, también de manera bastante irregular. Relatos breves e incluso microrrelatos, que fácilmente pueden englobarse mediante el lexema "ficciones".