Esta obra contiene el discurso que Eduardo Ladislao Holmberg leyó con motivo de la muerte de Darwin en el Teatro Nacional de Buenos Aires, el día 19 de mayo de 1882, en presencia de tres mil personas, reunidas por la invitación del Círculo Médico Argentino. Esta es, además, una reflexión sobre la ciencia y sobre el lugar que tiene en la sociedad: «Exponer una doctrina científica no es atacar a nadie en sus creencias, porque ciencia y religión significan una dualidad perfecta y aislada».-