Obra lúcida, sugestiva, de estilo preciso y sobrio, que está aquí para conducir, enseñar y, lo más importante, iluminar áreas del terreno artístico que habían permanecido en penumbra y que, al descubrirlas, nos renuevan la fe en lo que los costarricenses hemos sido capaces de crear. Si la obra de Carlos Francisco Echeverría logra todo es porque su autor sabe escudriñar en el espíritu de cada artista que menciona, además de establecer puntos de referencia, políticos y sociales, que necesariamente ubican al lector en determinada situación o circunstancia que rodea la personalidad del artista, su época y su obra. Libro señero, de capital importancia para la historia de nuestras artes plásticas.