Antonio Cano se embarca en su particular carrusel de versos locos y encabalgados para patrullar la ciudad. Vigilar de cerca a los habitantes emocionales de la urbe, y fotografiarlos en esta sucesión poética de instantáneas precisas.
En constante patrullar soy viajero de mí mismo en todos los puertos me hallo en todas la ciudades me encuentro.
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