"¿Locuciones interiores? ¿Crónicas de un turista religioso? ¿Relatos apenas, impresiones o meditaciones distantes? Estos diálogos no son sino el registro de cuanto compartí con el Dios que habita dentro nuestro en el decurso de un viaje entre real y simbólico", nos dice su autor, quien siguiendo el surco de la honda espiritualidad del canto gregoriano se hace camino por monasterios,, bibliotecas, iglesias, museos, plazas y calles de aquí y de allá, con el objeto de respirar el lugar físico y espiritual donde este repertorio melódico se ganó su lugar en el seno de la Iglesia y de la historia musical de Occidente. El resultado es una obra colmada de poesía, profundidad y riqueza, cautivante de principio al fin.