Así como el pueblo de Israel tuvo que pasar por el desierto para llegar a la tierra prometida. A veces nosotros necesitamos atravesar uno antes de poder llegar a la promesa. El desierto se encargará de quitarnos todo aquello que no es apto para entrar a una nueva tierra/una nueva dimensión, incluso cosas que desconocíamos de nosotros mismos. Allí tendrá que morir todo orgullo, toda vanidad y aprenderemos a depender de Dios. Pero muchas veces como el pueblo Israel, nos quedamos más tiempo del necesario en ese desierto o no prestamos atención a la voz de Dios y huimos del desierto, lo que hace que comencemos de cero, dando vuelta en el mismo lugar, hasta que aprendamos la lección, como me paso a mi... Te invito a que leas mi testimonio y descubras todo lo que tuve que atravesar para aprender a depender de Dios.