La experiencia del exilio estuvo caracterizada por la intersección de aspectos contradictorios: de la victimización pasiva a configuraciones activas; del destierro involuntario a la diáspora como encuentro en nuevos contextos geográficos, políticos, sociales y culturales; de la amenaza a la integridad de la identidad personal a la multitud de maneras en la que los exiliados participaron en su reconstrucción creativa. Por eso, el reto para la historiografía del exilio consiste en la reconstrucción y evaluación de los procesos de movilidad, comunicación, organización y construcción identitaria que acompañaron a esta experiencia a través del siglo xx como prácticas descentralizadas que trasciendan las fronteras nacionales y los límites discursivos que marcaron las identidades normalizadas en la época contemporánea. Las contribuciones de este volumen tematizan la relación entre el exilio europeo y latinoamericano y el espacio urbano, el papel de la política y las redes transnacionales de movilidad, información y ayuda, la evolución del arte y el diseño como indicadores de los encuentros transnacionales propiciados por el exilio, y la construcción narrativa de las identidades a través del análisis de distintas escrituras del yo, siguiendo diversas metodologías como las propuestas por el género y la historia cultural de las emociones. De esta manera, surgen no solo nuevas perspectivas sobre la experiencia del exilio sino también metodologías innovadoras para su historiografía.