Solo las mentes verdaderamente abiertas y humildes están preparadas para viajar.Dos jóvenes ingleses acaban de llegar a Andalucía en sus maltrechos caballos. Al llegar a una pobre iglesia de pueblo piden al sacristán que la abra y les muestre el interior. El sacristán, orgulloso de las pocas reliquias de su parroquia, queda conmocionado por el menosprecio que los viajeros protestantes muestran hacia los santos y los exvotos.-