El agotamiento de los recursos combustibles fósiles es una realidad avalada por todas las fuentes oficiales que cifran las existencias restantes. Este libro recoge tanto el estado de las fuentes energéticas que utilizamos en todo el mundo para tirar adelante el modelo económico de crecimiento que hemos propugnado los últimos siglos, como los elevadísimos consumos mundiales y el análisis de las falacias que se divulgan para tranquilizar a la población.
Si las energías renovables podrían ser una parte de la solución al crac energético, no son suficientes si mantenemos el consumo actual. Anualmente estamos consumiendo aquello que el planeta tardó millones de años en crear. Así, pues, la clave no es otra que cambiar el paradigma económico. El decrecimiento es la única opción. Deberemos replantearnos cómo viajamos, cómo nos alimentamos, cómo trabajamos... En cada una de las facetas de nuestra vida podemos conseguir ahorro energético.
Este no es el libro del apocalipsis, aunque el hecho de contraponer las cifras del consumo mundial a las existencias energéticas nos revela un panorama no demasiado alentador. Al contrario, solo pretende despertar la conciencia de todas y cada una de las personas que consumimos energía, para que una a una empecemos a cambiar el uso social que hacemos de ella y podamos incidir en las políticas energéticas colectivas. Una buena parte del problema se resolvería evitando los usos inadecuados y analizando los itinerarios que sigue la energía.
Todos tenemos un papel en el cambio energético. La responsabilidad para garantizar un futuro más allá del agotamiento de los combustibles fósiles es de todos.