El amparo de los hombres es una comedia destinada a exaltar la devoción mariana. Esta obra de Antonio Mira de Amescua escenifica una leyenda piadosa que ya en el siglo XIII recoge Cesáreo de Heisterbach entre sus narraciones milagrosas.
Federico es un soldado napolitano que ha combatido valientemente en la batalla de Pavía, al lado del Emperador. Sin embargo, a su llegada a Génova, se encuentra desamparado, pobre y sin amigos. Para ganar su sustento entra al servicio de un rico caballero, Carlos, jugador y disoluto, pero gran devoto de la Virgen María.
Al principio, Federico desempeña de buen grado el oficio de criado. Más tarde su situación se le hace insoportable y humillante cuando conoce a Julia, la prometida de su señor, y se enamora perdidamente de ella. En estas circunstancias aparece ante él el demonio y le ofrece riquezas para poder ganar a Julia. Al mismo tiempo, le promete arruinar a su rival.
Hacia el final de esta obra el diablo se declara incapaz de complacerle, pues Carlos cuenta con la especial protección de la Virgen María.