Lorenzo escribe lo que vive, lo que ve en una ciudad vigilada por helicópteros y habitada por personas que no existen si no tienen cédula. El sistema intenta controlarlo todo, desde los semáforos hasta la loca idea de que existieron los árboles. En una ciudad desbordada donde los congestionamientos duran días, Lorenzo encuentra a María. También encuentra la confianza, la soledad, la muerte.