Érase una vez una noche oscura y fría, en la que un asesino ruso me raptó en un callejón. Yo soy peligrosa, pero él es letal. Ya me he escapado una vez. Él no dejará que vuelva a hacerlo. Suya es la venganza. Mía es la traición. Pero mías son también las mentiras que protegen a los que amo. Nos han cortado usando el mismo patrón retorcido. Ambos despiadados, ambos heridos. En sus brazos encuentro el cielo y el infierno: sus crueles y tiernas caricias me elevan tanto como me destrozan. Dicen que los gatos tienen siete vidas, pero un asesino solo tiene una. Y la mía le pertenece ahora a Yan Ivanov.